Carpintero
El oficio de los hombres no es cosa de
taller;
no la gubia, no el cepillo, mas el nervio
que los blande
como daga, como mágico instrumento.
No maderas con su veta,
no aromas y callos que sillas pulidas
con áspera ternura nos heredan;
no, mas otros del alma callos
amables, benditos.
Mutaciones de la estética fatiga:
a golpes de arte el alma se encapulla.
Artesano-artista al fin y al cabo,
se vuelve mariposa el carpintero.
Él sueña con sus muebles muy antes de que
nazcan.
Vale más el sueño que las cosas.
Alado ebanista, ermitaño que anida
en su cielo personal.
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